viernes, 20 de agosto de 2010

Dos años después

Le descubrí por casualidad en la fatídica lista de pasajeros de aquel vuelo de Spanair y tardé poco en comprobar que no estaba en el grupo que hubiera deseado.

Los últimos recuerdos que tenía de él me llevaban a Nueva York, apenas unos meses antes.

No teníamos una relación estrecha pero cuando sucede una catástrofe como ésta, si ya se te encoge el corazón al saberlo, mucho más aún cuando le pones cara y voz a una de las víctimas.

Hoy hace dos años y no puedo evitar el recuerdo.

Una de las rosas virtuales que cayeron al mar será para él.