domingo, 30 de enero de 2011

Conversaciones

Este fin de semana, haciendo la compra en el supermercado, me llamó mucho la atención una cuestión que por corriente en estos días, no debería pasar desapercibida.

Sin ánimo de meterme en las conversaciones de quienes hacían la compra a mi lado, no pude evitar escuchar hasta en tres ocasiones distintas y a diferentes personas algo en común.

Tras el saludo inicial, de cortesía o educación, la pregunta era sobre su estado laboral. Se preguntaban si estaban o no trabajando, si seguían o no en la empresa, cómo estaba la empresa en cuestión o sobre su puesto en la empresa, según las personas y el grado de acercamiento.

No sé qué se contaron unos a otros después puesto que seguí buscando los productos escritos en mi lista, comparando precios y demás cosas que todos hacemos en el momento de la compra, pero se me quedó en la cabeza esta circunstancia y su implicación real. La salud y los planes a corto plazo que podrían ser temas recurrentes, junto al tiempo, en una conversación de un fin de semana, han dado paso a la principal preocupación de cualquier español de estos tiempos, el trabajo y todo lo que ello conlleva. Bueno y si se puede hablar de trabajo ya es algo, lo peor es cuando se habla de ausencia del mismo.

A nadie se le oculta que hoy conservar el puesto de trabajo es casi un privilegio por más que te lo hayas currado durante años de esfuerzo y sacrificio, ya no es que lo merezcas o no, es que tengas la oportunidad de seguir defendiéndolo.

Ojalá que todo esto pase cuanto antes porque hay ya demasiados damnificados y no puede merecer la pena tanto sufrimiento de tantas familias o al menos no si no se ven perspectivas de cambio, y cambio a mejor, por supuesto.