martes, 20 de septiembre de 2011

Desde el coche


¡Cómo está el tráfico!


Eso pensaba esta mañana mientras buscaba itinerarios alternativos para sortear los coches que abarrotaban las entradas a los centros escolares. Ahora todos los padres llevan a sus hijos en coche, casi da igual la distancia. Antes todos íbamos caminando, nos reuníamos en la esquina de cada calle con otros compañeros y hacíamos la ruta comentando cosas de clase o quedábamos para otras salidas extraescolares. Las cosas cambian la verdad…


Y en esto iba pensando cuando veo cómo dos abuelos cruzan un paso de peatones y se encuentran en la mitad de la calle, ¿qué hacen? Algo natural, pararse ahí mismo a contarse algo, espero un poco con toda paciencia y cuando uno me mira le hago una especie de señal de saludo que traducida significaba “cuando ustedes quieran”.

Sigo circulando y en este caso, un señor cruzaba tranquilamente al ritmo de su bastón por una esquina, sin paso de peatones, y sin mirar por supuesto. Nada, que hoy no era mi día.


Pero aún tenía que ver algo más, cuando ya consigo aparcar el coche y volver a caminar, por fin, veo cómo un vehículo adelanta a otro en un puente estrecho sobre un canal, en pleno centro. Debía tener prisa y claro, no podía esperar a que la conductora del otro coche con su hijo menor sentado detrás pasase a la velocidad reglamentaria y con precaución por ese tramo.


Madre mía! Vaya mañanita…


Definitivamente lo mejor es ir sin prisas y sobre todo con una buena dosis de paciencia porque visto lo visto de poco sirve escandalizarse.