viernes, 17 de enero de 2014

Un manual de instrucciones para enfermos


Se me ha hecho tarde para pedir en el Centro de Salud el manual de instrucciones del enfermo, porque parece que hay normas hasta para ponerse malo. Sobre todo, me interesa el capítulo dedicado a los menores y pediatras. Decidles a vuestros hijos que solamente se pueden poner malos hasta cierta hora, ésa que os permita pedir cita para el día en que lo necesitéis y no para otro día. Más que nada porque ahora parece que la norma es que no se atiende sin cita, o al menos, hay quien así lo quiere establecer. Bueno, si vas medio muerto, igual te atienden, pero pregunten antes por si acaso.

Si tu pequeño está mal, te vas a tener que aguantar o esperar a la hora de urgencias de la tarde porque el horario de pediatría acaba con la última persona que tenga cita, se siente. Hay excepciones, seguro, una caída, una rotura, quizás los 40º de fiebre, … no sé, habrá que preguntar.

Si no hay cita para el día, aunque te den para otro y te aconsejen ir al final de la consulta, mejor que no hagas caso porque no te ven y no te ven, ya está. Te buscas la vida con tu médico de cabecera si te quiere hacer el favor, o con el pediatra alternativo (menos mal que se hizo cargo él de las urgencias que llegaron a deshora…), te esperas a las 15 hrs para ir a Urgencias o te vas a tu casa sin solución, puedes elegir.

Si dan 40 o 50 citas para una mañana y no acuden todas a consulta, esos huecos se podrían cubrir con las urgencias de última hora, no? Ahora va a resultar que tendrán que poner un cartel de atención de tal a tal hora y todo lo que llegue después… no hay nada que hacer. Y si tienes cita no se te ocurra no estar o llegar tarde, porque no te ven, o te ven después de insistir en tus derechos, que tiene tela la cosa, con lo que nosotros esperamos y aguantamos en salas de espera.

Siempre pensé que la medicina era algo vocacional. Comprendo que hay que poner límites para que no abusemos y que las normas están para ser cumplidas, como es normal. No obstante, vuelvo al principio, que nos den un manual de usuario de enfermedades y de paso otro de paciencia para tratar con algunos profesionales. ¿Por qué tenemos que suponer que ellos son muy responsables con su trabajo y nosotros no lo somos como padres, y llevamos a los peques al médico no cuando realmente les hace falta? Se creerá alguien que es un plato de gusto estar allí las horas muertas esperando a que te atiendan, con tu hijo malito y fastidioso en brazos.


Ahora le echarán la culpa a los recortes, pero a mí no me vale la respuesta política, porque esto es cuestión de ser profesional y hay determinadas profesiones que son más vocacionales que otras. Con los enfermos no se juega, pero con los niños mucho menos, y en Villafranca donde el cambio de titular en la consulta de pediatría ya es más que una anécdota, una costumbre, nos estamos empezando a cansar ya de estas historias. Que jueguen entre ellos pero que dejen a nuestros hijos en paz, o al menos que puedan recuperar la salud, que no es un hobby para nosotros llevarlos de paseo al médico de vez en cuando, y menos para aguantar ciertas cosas. No hay derecho.