Mañana se cumple el cincuenta aniversario desde la creación de la banda terrorista ETA y parece ser que quieren celebrarlo con “fuegos artificiales”. Quién sabe si alguno de los “pobres” terroristas que está cumpliendo alguna “condena” en la “cárcel” celebra ya desde ayer mismo ese insólito cumpleaños. Hace tiempo que debieron dejar de contar, quizás todo el tiempo que hace que mucha gente dejase de creer en la posibilidad de acabar con ellos por vías “legales”.
NO es raro que cada vez surjan más voces que pidan la cadena perpetua ni tampoco culpo a quienes entre la rabia y el dolor piden pena de muerte, es difícil ponerse en el pellejo de quienes sufren esta lacra más de cerca. Si a todos se nos encoge el corazón cuando observamos las imágenes de estas acciones, cuánto más pueden llegar a ser comprensibles reacciones de furia contra ellos. Yo no tengo recetas contra esta panda de innombrables, pero tengo sentimientos y me duele cada muerte, cada familia destrozada y cada llanto de un ciudadano que ha perdido a su novio, a su hermano, a su hijo, vecino o amigo…
No lo entiendo y también me dan ganas de decir muchas cosas más contra todo esto, pero me puede el orgullo y hasta me sienta mal tener que escribir estas líneas porque ni siquiera se merecen ser protagonistas de mi tiempo, aunque sea para recibir mis enérgicas críticas.
Entrecomillaba al comienzo algunas palabras porque al escribirlas pensaba en el sinsentido que representan. “Fuegos artificiales” que sirven para segar vidas jóvenes o no tan jóvenes, pero vidas. “Pobres” que se benefician de toda clase de artículos legales para reducir penas hasta el punto de poder volver a ver la calle aún siendo criminales y asesinos. Y la “condena” en una “cárcel” donde tienen privilegios de los que otros no gozan, porque hasta el hecho de estar aislados del resto de los presos puede llegar a ser un privilegio que les beneficia. Mejor para ellos que salen después con carreras universitarias tan legales como las que un ciudadano cualquiera.
Termino con mi sentimiento más cariñoso para quienes se han visto afectados por estas acciones repugnantes y mi más rabiosa condena a sus responsables.
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