martes, 2 de noviembre de 2010

Buscar algo

Casi sin darnos cuenta hemos comenzado el penúltimo mes del año y aunque se inicia con la fiesta de los fieles difuntos, hoy es también día para recordar no sólo a los que ya no están sino a aquellos que estando, pasan desapercibidos.

En realidad es una ironía, lo de pasar desapercibidos para algunas personas es mucho más que un interés de ellos. Esta tarde, mientras daba mi habitual paseo sustitutivo de la siesta estival he tenido de nuevo la triste experiencia de ver cómo un señor de mediana edad buscaba en un contenedor, ayudándose de cualquier utensilio a mano, algo que le pudiese venir bien para… no sé para qué. El señor de hoy buscaba en el contenedor amarillo y ahí sólo hay, o debería haber, plásticos y latas.

Pero es que hace tan sólo dos días, en otro contenedor, esta vez verde, sorprendía rebuscando a otro hombre. Buscan entre las basuras algo que les sirva. Buscan entre lo que a nosotros ya no nos sirve, algo, un algo que es indeterminado para los que miramos de manera impotente desde fuera.

Y me preguntaba qué hacer en ese instante, porque al final en ese momento nos llama la atención, nos remueve algo por dentro, pero enseguida hay otro algo que nos reclama y esa vivencia, esa reflexión se diluye en nuestros pensamientos.

Hace unos días se publicaron los índices de pobreza en las comunidades autónomas, en el país en definitiva, y los datos no eran muy halagüeños, pero en el fondo lo que sorprende de verdad es que más allá de la crisis de estos últimos años, siga habiendo pobres a nuestro alrededor a pesar de las grandes riquezas que se mueven en ambientes no tan lejanos a nuestras zonas de influencia. No hay más que encender la televisión en algunos días, a algunas horas, y sintonizar algunas cadenas, para comprobar con una sensación próxima a la rabia cómo la diferencia entre ricos, clase media y pobres son mucho más que irritantes.

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