Igual es que todavía no lleva una los suficientes años en el desempeño del periodismo como para comprender algunas cosas. Hoy me ha dado la sensación de que para mucha gente el periodista debe ser alguien que implícitamente evoque paciencia, o algo así. Tal vez lo llevemos tatuado en la frente pero me he mirado poco al espejo. Puede que esa clase me la perdiese en la Facultad, o igual es que no nos lo enseñaron, como otras tantas cosas. No es que sea malo ser paciente, no es eso, pero lo que no se puede es abusar de la paciencia, ni de periodistas ni de nadie.
Alguna gente se piensa que cuando convocan a los periodistas para tal o cual acto, y a tal o cual hora, no sólo tienen que ir sino que además tienen que esperar, porque lo de cumplir horarios se deja para los festejos taurinos de alto nivel y alguna cosa más, que en muchos casos ni las misas empiezan ya a su hora por mucho que se toquen las campanas.
Los hay que por sistema llegan tarde y se supone que siempre tienen una buena excusa, pero como las cosas no empiezan hasta que no llegan, pues a esperar se ha dicho. Y, claro, no es lo mismo que vayas de asistente a un determinado acto, que también se merece respeto y mucho más por llegar a tu hora, o que vayas como periodista, que solemos ir con el tiempo justo porque, o hay actos después o tenemos que llegar a la hora en punto para ofrecer la información, por ejemplo.
Porque, eso sí, luego si no cuentas nada del acto entonces eres lo peor del periodismo. Y es que en esto de la información todo el mundo sabe qué hay que decir, cómo hay que decirlo y hasta cuándo, cuánta inteligencia suelta hay por ahí, sin aprovechar!
La cuestión de forma es ésa pero la base es mucho más importante, porque al final todo esto es cuestión de respeto. Respeto hacia la organización que ha preparado la cita, respeto a quienes han llegado a la hora marcada en el programa, respeto a quienes están en ella haciendo su trabajo… Respeto al fin y al cabo, una característica que cada vez escasea más en nuestra sociedad y que tendremos que empezar a plantearnos su recuperación si no queremos echar a perder otros valores fundamentales en nuestra vida.
Alguna gente se piensa que cuando convocan a los periodistas para tal o cual acto, y a tal o cual hora, no sólo tienen que ir sino que además tienen que esperar, porque lo de cumplir horarios se deja para los festejos taurinos de alto nivel y alguna cosa más, que en muchos casos ni las misas empiezan ya a su hora por mucho que se toquen las campanas.
Los hay que por sistema llegan tarde y se supone que siempre tienen una buena excusa, pero como las cosas no empiezan hasta que no llegan, pues a esperar se ha dicho. Y, claro, no es lo mismo que vayas de asistente a un determinado acto, que también se merece respeto y mucho más por llegar a tu hora, o que vayas como periodista, que solemos ir con el tiempo justo porque, o hay actos después o tenemos que llegar a la hora en punto para ofrecer la información, por ejemplo.
Porque, eso sí, luego si no cuentas nada del acto entonces eres lo peor del periodismo. Y es que en esto de la información todo el mundo sabe qué hay que decir, cómo hay que decirlo y hasta cuándo, cuánta inteligencia suelta hay por ahí, sin aprovechar!
La cuestión de forma es ésa pero la base es mucho más importante, porque al final todo esto es cuestión de respeto. Respeto hacia la organización que ha preparado la cita, respeto a quienes han llegado a la hora marcada en el programa, respeto a quienes están en ella haciendo su trabajo… Respeto al fin y al cabo, una característica que cada vez escasea más en nuestra sociedad y que tendremos que empezar a plantearnos su recuperación si no queremos echar a perder otros valores fundamentales en nuestra vida.
1 comentario:
Pero, ¡chiquilla! ¡Cómo no me dices que tienes blog! Bienvenida a la blogsfera, espero que sea para rato, aunque ¡no sé de dónde vas a sacar el tiempo! Besos guapa
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