domingo, 15 de enero de 2012

Incomprensible



Esta semana escuché en varias ocasiones hablar acerca de los presos etarras. Y había una coincidencia en las cuestiones tratadas, se les exige que pidan perdón a las víctimas como paso ineludible para plantear la posibilidad de contar con ventajas penitenciarias.

Me preguntaba cuando escuchaba estas consideraciones, entre la indignación y la sorpresa, ¿qué pensarían al respecto otros presos encarcelados por llamadas “cuestiones menores”?

Puestos a pedir perdón, si a todos les da por experimentar un arrebato de culpabilidad arrepentida pues imaginemos la fotografía de cárceles vacías y calles llenas de personas con antecedentes de todo tipo. Pero me cuesta también imaginar la cara de esas víctimas, a las que por mucho que quieran escuchar esas palabras en boca de los verdugos de sus seres queridos, no les puede valer tan sólo eso. Todos hemos oído alguna vez la expresión “perdono pero no olvido”, debe ser difícil olvidar en esos casos, la verdad.

De todas formas, no entiendo porqué se está planteando esa posibilidad con encarcelados por crímenes de sangre, y a sangre fría, si es que precisamente si se piensa fríamente no tiene sentido. Cuando veo manifestaciones a favor del acercamiento de presos, a favor de su excarcelación, pidiendo mejoras en las medidas penitenciarias, a veces pienso si nos hemos vuelto locos.

¿Por qué no se manifiestan para pedir a los que aún mantienen esas ideas, que los hay, que desistan de esa manera de hacer las cosas con la violencia por bandera? ¿Por qué no comprenden que la pena impuesta judicialmente es lo que les corresponde en justicia por el mal hecho? Pero, ¿no les vale ya con poder reducir condena por estudios en la cárcel, por buen comportamiento dentro de las instituciones penitenciarias y por mil y una cosa más? Si es que además entran allí por matar indiscriminadamente, además de burlarse de las víctimas vilmente,  y salen licenciados, con más posibilidades de resolver su inserción social que las que pudieran tener otros muchos ciudadanos que sin capacidad económica para ello tienen que dejar sus estudios y ponerse a trabajar para llevar el día a día de la mejor manera posible.

Qué mal repartido está el mundo y cuánta injusticia, a veces derivada del propio ejercicio de la Justicia. Incomprensible.

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