martes, 27 de enero de 2009

De bien nacidos...

En estos tiempos de crisis, tan difícil es comprar como vender. Pero hace años, entre veinte y treinta, y más allá, en que las dificultades de ejercer de comerciante lo convertían en un trabajo casi de riesgo, una profesión que más que de empresario tenía la ocupación de psicólogo. ¿Qué por qué? Pues porque cuando uno iba al comercio, no sólo transmitía su vida, sus preocupaciones, sus sensaciones, era una relación más cercana que las actuales con las prisas que hoy nos invaden a menudo.

El comerciante era el consejero, en muchos casos el amigo, pero sobre todo era un poco el salvador de la economía familiar junto a las mujeres, dedicadas entonces por entero al hogar. Gracias a su ingenio y sus continuas cábalas, con la colaboración de las estrategias empresariales de la época, se conseguía tener en casa, al menos lo necesario para ir tirando.

¿Qué hubiera sido de muchas ventas si no se hubiese fiado al cliente, si no hubieran existido esas agrupaciones que aún hoy podemos ver en algunas tiendas? Esos pagos fraccionados en mil posibilidades para facilitar las ventas y las compras, claro. Las listas interminables de apuntes en tiendas de papelería y libros, coincidiendo con la época escolar. Y esos ultramarinos donde encontrar de todo, el germen humilde sin duda de los grandes hipermercados que ahora atrae a miles de clientes.

La Asociación de Comerciantes de Villafranca homenajea a los ya jubilados.-Ldíez

Pero a la hora de elegir, siempre se ponderará esa relación personal, esa atención única, esa sensación de familiaridad de las tiendas de pueblo de toda la vida, con su afán por completar la oferta en la medida de las posibilidades de sus clientes, con su interés por mantenerlos lo máximo posible, esa tranquilidad de ver y tocar, casi probar sin compromiso aquello que llevas a casa… Y eso que parece que se va perdiendo en nuestra sociedad, todavía tiene baluartes destacados y de sus esfuerzos depende el futuro del comercio de proximidad.

Y como de bien nacidos es ser agradecidos, hay lugares como Villafranca de los Barros en que el comercio de hoy quiere rendir homenaje al comercio de ayer, de cuyas fuentes han bebido y de cuya experiencia han aprendido a volar hasta alcanzar metas que siempre se antojan pequeñas toda vez que los tiempos avanzan que es una barbaridad que diría aquel.


Mi aplauso va por ustedes.- Ldíez.

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