Que tu trabajo pueda servir a los demás es lo mejor que te puede pasar y el periodismo, en ese campo, tiene un valor añadido porque además de prestar un servicio a la sociedad, puede contribuir a mejorarla.
Esta cuestión que puede parecer obvia no lo es tanto porque cada vez es más difícil ser periodista en una sociedad donde los intereses creados colocan barreras que sortear continuamente. Nadie dijo que fuese un trabajo sencillo, porque a veces la realidad que te rodea no es precisamente un mundo maravilloso, pero eso también hay que contarlo.
Ser transmisores de la realidad para los ciudadanos ávidos de información conlleva un ejercicio de responsabilidad importante. Y hay que estar a las duras y a las maduras. Un día tocará contar la alegría de un premio millonario en la Lotería y al siguiente la desgracia de un fenómeno climatológico que ha causado importantes daños a su paso.
Y en medio, miles de circunstancias de toda índole que serán más o menos agradables de contar o de escuchar, pero que también hay que conocer. El problema es cuando no interesa el interés público y entonces se desvirtúa la profesión, se pierden de vista las cuestiones éticas y se dan pasos atrás en el progreso de la sociedad.
Pero bueno, ¿qué importa eso si al final la culpa siempre la tendrá el mensajero? Pues es mejor que te critiquen por hacer tu trabajo, que si la conciencia está tranquila, ya el tiempo al final colocará a cada cual en su lugar.
3 comentarios:
Ya, pero hay que pagar la hipoteca, la letra del coche, la compra...como en todo, creo que la respuesta es el justo equilibrio. De todas formas, tú sóla, contra todos, no vas a defender la virtud de una profesión que, como mucha, ha perdido en gran parte el norte (la sociedad en la que vivimos nos empuja al lucro inmediato, más que al esfuerzo diario). Y para ello, a veces, hay que mirar hacia otro lado
Sí, claro, mirar a otro lado es lo más cómodo en la profesión y en la vida en general, pero comprometerse es lo complicado. En fin, está claro que en el medio está la virtud y que cada uno podemos aportar nuestro granito de arena para mejorar. La cuestión es tener ganas de hacerlo, y tener la conciencia tranquila eso vale más que el oro...
El trabajo hay que entenderlo como algo que nos hace crecer. Este a veces puede no gustar, pero, si no ponemos en él un mucho de cordura y de corazón, irá poco a poco anulando al profesional.
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