Hoy quiero reivindicar el derecho a la equivocación. No sólo por aquel tópico de que el ser humano es el único animal que cae dos veces en la misma piedra, que es verdad, ¿qué le vamos a hacer? Por eso, y también porque en el error o en su detección va implícita la posibilidad de caer en la cuenta de la necesidad de mejorar la acción.
Si rectificar es de sabios, al menos hay que tener la oportunidad para ello porque si no se ofrece esa alternativa, de poco servirá darse cuenta de que se ha errado.
Está bien aspirar a ser perfectos pero la perfección no es una meta es el camino a seguir y en ese camino hay troncos que saltar, grandes piedras que rodear, cruces en los que escoger una de las opciones planteadas, rosas con espinas y frágiles amapolas.
Hoy reivindico la posibilidad de elegir, la libertad de elegir aún a riesgo de escoger el camino equivocado, pero sobre todo la opción de explicar el sentido de la elección y de ser escuchado con al menos la mínima intención de comprender lo que se escucha. Tenemos dos orejas y una boca, ya lo he dicho en alguna otra ocasión, y las tenemos para utilizarlas no para adornar con más o menos gracia el conjunto.
De las personas con las que caminamos, a mayor o menor distancia, también se aprende. Y aprendemos lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, no sólo a través de palabras sino a través de acciones que explícita o implícitamente ofrecen una visión nada desdeñable de la vida.
Y como de los errores se aprende, cada día hay una lección ahí fuera esperando a ser aprendida, no hay desperdicio en esta sociedad en la que vivimos. De cada experiencia se pueda sacar una lectura y que nos sirva a lo largo de la vida.
Si rectificar es de sabios, al menos hay que tener la oportunidad para ello porque si no se ofrece esa alternativa, de poco servirá darse cuenta de que se ha errado.
Está bien aspirar a ser perfectos pero la perfección no es una meta es el camino a seguir y en ese camino hay troncos que saltar, grandes piedras que rodear, cruces en los que escoger una de las opciones planteadas, rosas con espinas y frágiles amapolas.
Hoy reivindico la posibilidad de elegir, la libertad de elegir aún a riesgo de escoger el camino equivocado, pero sobre todo la opción de explicar el sentido de la elección y de ser escuchado con al menos la mínima intención de comprender lo que se escucha. Tenemos dos orejas y una boca, ya lo he dicho en alguna otra ocasión, y las tenemos para utilizarlas no para adornar con más o menos gracia el conjunto.
De las personas con las que caminamos, a mayor o menor distancia, también se aprende. Y aprendemos lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, no sólo a través de palabras sino a través de acciones que explícita o implícitamente ofrecen una visión nada desdeñable de la vida.
Y como de los errores se aprende, cada día hay una lección ahí fuera esperando a ser aprendida, no hay desperdicio en esta sociedad en la que vivimos. De cada experiencia se pueda sacar una lectura y que nos sirva a lo largo de la vida.
4 comentarios:
Totalmente de acuerdo. La libertad de elección es la esencia misma de la Civilización con mayúsculas. Y en cuanto a cambiar de opinión, qué duda cabe de que se trata de un acto noble e inteligencia si se hace con coherencia y fundamento. Ya lo dijo Churchill: "a veces, en la vida, hay que cambiar de partido para no cambiar de ideas".
fuera de tu línea de optimismo y compromiso con la vida, me pareces un poco confundida. Si no es este tu estado de ánimo actual, perdóname, pero es la sensación que me transmites. Comienzas hablando de los errores, para después hablar de perfección, de libertad...Es como si hubieras tenido un traspiés, y no hubieran escuchado tus explicaciones. A todos nos gusta ser escuchados, y no hay nada peor que encontrar una "pared" insensible que rebota lo que decimos. Animo, y que nadie enrede tus decisiones, porque tu perfección no tiene por que ser la de otros. Y que al final de tu particular "Salvar al Soldado Ryan", la respuesta que te den los tuyos sea "sí".
Gracias por vuestras palabras, la verdad es que no es cuestión de iniciar una cruzada contra "otros" pero la vida ofrece enseñanzas en cada paso y aunque pareciese un comentario poco optimista, no lo es. Es la forma de caer en la cuenta de la necesidad de relativizar cada cosa que ocurre alrededor. Pero sobre todo es para incidir en la conciencia de que no sólo hay que ser bueno sino que además hay que parecerlo.
Cosas que pasan...
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