martes, 9 de diciembre de 2008

Obligado a ser rey


A rey muerto, rey puesto.

Una expresión que dice mucho y que es muy dura aunque somera.
Hoy la escuché a los compañeros de CUATRO que anunciaban el contrato de Juande Ramos como entrenador del Real Madrid, para sustituir al defenestrado Bernd Schuster. Debe ser duro despedir así a una persona que ha estado durante un tiempo al frente de un proyecto, a pesar de los sinsabores que provoca la derrota, a pesar de las diferencias personales con el interesado, a pesar de la actitud del mismo e incluso a pesar de sus comentarios, más o menos acertados, en torno a cuestiones de relevancia para el club que le paga.

Aunque tratándose del ámbito deportivo tampoco extraña tanto, porque hay una serie de licencias en cuanto a vocabulario, expresiones e incluso modales que habitualmente se permiten por sistema, más allá de los juicios paralelos de profesionales de la Lingüística, del periodismo puro e incluso del mundo del deporte.

Lo importante en este caso es llegar al aficionado, moverle desde las entrañas, conectar con sus pasiones e invitarle a través de imágenes y palabras a sentir de la forma más cercana cuanto ocurre alrededor de un universo del que, lo quiera o no, forma parte. Así es el deporte, que provoca sentimientos encontrados y que levanta alegrías tan efímeras, está en boca de casi todos y se apaga incluso en lágrimas cuando los vientos soplan en contra.

Hoy la noticia ha sido un hombre al que se desea ardientemente entronizar desde su llegada, por su trayectoria, por su personalidad, por muchas cosas, pero sobre todo por necesidad, la de un club histórico en el fútbol español y europeo que no vive sus mejores momentos y que siendo como es el fútbol el deporte rey, para molestia de muchos, mantiene vivo el ardor victorioso de ligas no muy lejanas.