Hoy hemos tenido la suerte de compartir una jornada de fiesta y de relax con mis herman@s y sus parejas, bueno y luego con el resto de la familia, ha sido un día estupendo, con comida, amigos invisibles y sus regalos, en fin, lo típico de estas fechas.
Típico para gente como nosotros que tenemos la posibilidad de disfrutarlo y además nos parece lo normal. Hay gente que no ha podido siquiera cenar con sus familias de sangre en Nochebuena porque sus trabajos les necesitaban en otro lugar. Dije familias de sangre porque cuando compartes muchos momentos con otros compañeros se acaban convirtiendo en tu otra familia. Desde estas líneas va mi homenaje a muchos de ellos, personalizado en el Ejército pero con extensión a otros tantos.
Tengo una amiga en el Ejército, Rosabel, ella me envió esta pieza que quería compartir porque acordarse de los que tienen que vivir en otras condiciones por trabajo, por vocación, por humanidad, es inevitable en estas fechas de hermandad y de solidaridad, de buenos deseos y de felicitaciones. Ojalá no olvidemos estas cosas a partir del 7 de enero cuando la rutina vuelva a nuestras vidas.
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