Aún por civilizar

Paseaba tranquilamente y me encontré esta estampa. Sábado por la tarde de una semana cualquiera, invierno, en una ciudad tranquila de gente apacible, pero todo no puede ser perfecto.

En casa es fácil que se llene la bolsa de la basura después de uno o dos días de comidas y demás, es fácil. Lo que parece que no es tan fácil es esperar al día siguiente para llevarla al contenedor y que el camión, a su paso se la lleve.

Contenedores de basura en una esquina una noche de sábado.-LDíez

En esta ciudad, hace unos años, los operarios de recogida de basura descansaban los domingos por la noche, y de un tiempo a esta parte, descansan los sábados. Los ciudadanos lo saben porque las campañas se han encargado de avisarlo y recordarlo a menudo. Sin embargo, parece no importarnos, y ¿por qué? Pues porque no tenemos el contenedor en nuestra ventana, o cerca de ella. Si estuviese ahí no se nos olvidaría, porque son ésos los que saben perfectamente cuándo tienen que tirar la basura. En verano después de las nueve de la noche y en invierno, preferiblemente por la tarde, pero tanto en una como en otra estación, lo normal es depositar la basura dentro del contenedor. Por la misma razón que en casa no dejamos la basura junto al cubo sino dentro, no acabo de entender porqué dejamos las basuras al amparo de los perrillos callejeros hambrientos en cualquier sitio junto a los contenedores, ofreciendo esta triste imagen de nuestras calles, esquinas y plazas.

En realidad todo es cuestión de educación y por muchos estudios y doctorados, por mucho capital y mucho empaque, hay cosas que sobrepasan la lógica y, si en las calles hubiese cámaras, seguramente habría más de una sorpresa. Así somos, tan básicos en algunas cosas cuando queremos presentarnos complicados en otras, tan incivilizados a veces que habría que volver la vista atrás para ver si hemos cambiado realmente o en el fondo seguimos siendo los mismos.